Un año de desafíos para Sergio Ramos: la Liga, la Euro, los Juegos y el último contrato con el Real Madrid

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«¿Llegaré a Qatar?». Minutos después de quedar eliminada la selección en el Mundial de Rusia (1 julio de 2018), Sergio Ramos se lanzó una pregunta al aire, entre el suspiro triste y la curiosidad. Quienes le rodeaban en ese momento, en las tripas del estadio Luzhniki de Moscú, le dijeron que sí, que cómo no, que el siguiente Mundial no quedaba tan lejos. Él tampoco esperaba una respuesta, en mitad del disgusto por tan feo campeonato y tan fea eliminación. Ambicioso como es, dueño de un don milagroso casi único en el fútbol, se dijo que la cosa no podía quedar así. Que tendría que jugar otro Mundial. Por eso se ha puesto Qatar, en 2022, como desafío vital en el horizonte. Una fecha para llegar lo mejor posible. Se ve con buenas piernas a los 36 años, la edad con la que se presentaría en Doha.Camiseta del Real Madrid baratas 2020-2021

Pero antes asoma para Sergio Ramos un 2020 cargado de retos, con el mérito que tiene encontrar motivaciones tras semejante trayectoria deportiva. Sólo los grandes campeones saben dibujarse caminos nuevos cuando lo normal sería que el tiempo, la familia y los bancos aconsejaran un merecido descanso. Con Fernando Alonso, además de tener amigos comunes, comparte esta efervescente veteranía. Si el piloto busca en el Dakar metas insólitas, el defensa mira a Tokio con ganas de adrenalina. Allí le gustaría estar en julio para disputar sus primeros Juegos Olímpicos, una puerta que el reglamento abre en forma de tres acreditaciones para futbolistas mayores de 23 años.Camisetas de futbol baratas 2020

Nunca hasta ahora aprovechó la Federación esta vía para reforzar a sus combinados olímpicos, pero en Las Rozas tienen claro que si alguien merece que se rompa la costumbre es el gran capitán de la selección, flamante propietario del récord de internacionalidades (170), tras batir en octubre pasado la marca de Iker Casillas.

El sueño de Ramos, su disposición para acudir a Tokio, tiene al Comité Olímpico español emocionado, al imaginar la fuerza de una fotografía con Rafa Nadal, Pau Gasol y la estrella del Real Madrid. Tres de los iconos de la mejor época de la historia del deporte de nuestro país podrían formar parte de la expedición a los Juegos. El central no quiere presionar a la Federación. Por el momento, tan sólo ha dejado claro que le encantaría vestir la camiseta nacional en un evento siempre difícil de encajar para los futbolistas de elite. Quedan todavía meses y kilómetros de partidos. Mucha tralla con su club y también con la absoluta, porque antes de Tokio, Ramos tiene que liderar a España en la Eurocopa, con el plus de arrancar la primera fase del torneo como locales en Bilbao. Los tres partidos, en San Mamés.

SIN VACACIONES
Si las cosas fueran muy bien al grupo de Luis Enrique, llegando a la parte alta del calendario, apenas quedaría descanso a los futbolistas elegidos para hacer doblete. La escaleta de partidos en Japón se abre el 22 de julio, sólo 10 días después de la final de la Euro. Sacrificio físico y vacaciones en el aire, pero la posibilidad de completar su palmarés con una medalla olímpica resulta irresistible para Ramos. De hecho, si lograra el oro firmaría un currículum único. Nadie ganó antes un Mundial, dos Eurocopas, cuatro Copas de Europa y el cetro olímpico. Un viaje, el de Tokio, eso sí, que tendría que contar con el beneplácito de su club.

Y aquí se abre otro camino a desbrozar para el capitán del Real Madrid, entre incertidumbres y certezas. Las segundas son las conocidas misiones que tiene por delante con los blancos. No da tregua 2020, porque a la cita áspera con la que los hombres de Zidane abren el año, este sábado en Getafe, se une de inmediato la novedosa Supercopa de España. En Arabia Saudí espera la próxima semana el primer título del año, con el Valencia, el Atlético y el Barça como rivales. Torneo trampa, de donde salir con una copa y una sonrisa o con la fea cornada que siempre supone la derrota ante uno de los enemigos íntimos.

Después seguirá la Liga, objetivo primordial de este nuevo Madrid de Zidane, reforzado desde atrás para intentar recuperar el trofeo de la regularidad. Ramos, por supuesto, tiene mucho que ver en la reciente tranquilidad de Courtois. Sólo así, con rigor, llegarán en condiciones de eliminar al City de Guardiola en los octavos de la Champions, la tierra mágica del camero. Todavía hay madridistas que cantan su gol al Atlético en las repeticiones de la final de 2014 que el canal del club emite siempre en Navidades. Es historia con mayúsculas del club desde aquella noche.

Por eso es tan delicada su actual situación, en puertas de entrar en su último año de contrato (2021). La negociación no será fácil, como nunca lo fue abrochar las despedidas de las leyendas del escudo. Ramos reclamará un último documento que le permita retirarse en el Madrid como él cree merecer (con subida salarial incluida) y el club tendrá que decidir si acepta sus demandas o no. Podría ofrecerle, a cambio, una renovación temporada a temporada, en función de variantes. Un tira y afloja que estará bajo la sombra del extraño amago del pasado verano, con una salida hacia China que quedó sin concretar. ¿Será 2020 el año del adiós de Ramos del Madrid? Sólo él lo sabe.

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